En la actual coyuntura política, desde todos los flancos se habla de «transición» y de la necesidad de un tipo de justicia para ello. Pero pasar de un estado de cosas a otro, implica necesariamente la implementación de cambios estructurales en la institucionalidad, que permitan la reconciliación a partir de la justicia social. Por lo que, entonces, sería inconsecuente con el propósito, pretender que queden intactos todos los órganos de la cuestionada institucionalidad. (
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