[Entrevista de Ramón Sola a Urtzi Errazkin e Mayi Ugartemendia, irmão e mãe de presos políticos bascos] La sede de Etxerat en Hernani está en ebullición pese a ser primera hora de la mañana de un caluroso miércoles de agosto. Y es que para los familiares de presos no hay vacaciones, y si las hay, suele ser cerca de allá donde en una peculiar lotería Madrid y París han decidido ubicar a sus allegados. Ugaitz Errazkin, el hermano de Urtzi, está encerrado en Fresnes, así que este año han pasado unos días a la orilla del Sena y se han acercado a Futuroscope; Beñat Aginagalde, hijo de Mayi, acaba de volver a Jaén tras un paréntesis en Madrid por trámites judiciales, de modo que la única escapada con que sueña por ahora su madre es esa visita al sur de Despeñaperros. Empezamos hablando de los viajes, ese tormento en torno al que gira toda la vida de los familiares. Luego, la conversación fluye por sí sola. / LER: Gara
A SANGRIA ECONÓMICA DA DISPERSÃO
«Ver a los presos alejados cuesta a las familias de 900 a 1.500 euros al mes» (Gara)
El informe entregado por Etxerat en Loiola refleja en datos reales el enorme coste de la dispersión para las familias de los presos. Completar las visitas mensuales en la cárceles más alejadas del Estado español requiere casi 900 euros, y cerca de 1.500 en el caso del francés. Completar su manutención o higiene viene a suponer otros 200 euros.