
Aislados de sus familias y enfrentados a las resoluciones judiciales que buscan destruirlos, las y los presos vascos siguen luchando en las cárceles. O por medio de la huelga de hambre o por acciones creadas y forjadas a través de más de 50 años de lucha a muerte contra el sistema. No han logrado vencerlos y si hay un símbolo que habla de ello, es que a pesar de todas las vicisitudes sufridas en prisión, cuando recuperan su libertad lo hacen con una sonrisa que entusiasma y con el puño en alto. (Resumen Latinoamericano)