«En setiembre de 1984, hubo una fuerte invasión. El mismo día en que se iba a canjear a un grupo de lisiados del FMLN por oficiales del Ejército. Esta ofensiva nos obligó a esconder a los lisiados en una cueva y, entre ellos, a Pakito. Pasar una ofensiva enemiga en un refugio así es de lo más horrible que puede haber en esta guerra; uno se siente en una trampa.»
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«El enemigo se acercó y Pakito hizo esfuerzos por retirarse, pero sus muletas se habían roto al entrar en el charral. Tenía una pistola 22 y dos granadas; una no estalló, la otra sí. Después de la invasión encontramos su cuerpo, hecho pedazos, a unos doscientos metros del lugar donde lo había dejado la escuadra de seguridad. El cráneo simplemente no existía, tampoco las manos. El pecho estaba lleno de ráfagas. Al parecer los soldados le gritaron que se rindiera: "Con tu pistolita no vas a hacer nada". Como muchos otros, Pakito había entendido que Revolución o Muerte no era sólo una consigna.
Sabiendo que llevaba en su memoria información estratégica para el pueblo, ¿cómo podía dejarse capturar?»
Fue el 30 de setiembre de 1984 cuando sucedió, aunque en Euskal Herria (País Vasco) la noticia se conociera casi un mes más tarde, mediante un comunicado en el que ETA reivindica la figura de Pakito Arriaran y su militancia en esta organización y subraya «el orgullo de haberle contado entre nuestras filas». / LER: lahaine.org