[De Iñaki Gil de San Vicente] La industria político-cultural se enriquece ocultando la fealdad insoportable de la civilización del dinero con celofanes de colorines que aparentan ser arte y belleza, adorando en realidad el fetiche verde del dólar. Esta obsesión no responde solo a un deseo de ganancia, que también, sino a la necesidad objetiva y ciega de toda industria. La fusión de deseo subjetivo y necesidad objetiva incapacita estructuralmente a esta industria para crear cultura humana, bellos valores de uso cargados de futuro, y le determina a lo contrario, a producir alienación y a reforzar el fetichismo que nace de las entrañas de la ley del valor. (
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