Svetlana vive con su hijo y su marido en esta calle. Su vivienda está situada en lo alto de una colina, con vistas a Marinka y las posiciones de las tropas ucranianas.
Cuando comenzó la guerra, la familia de Svetlana fue al mar, a Mariupol. Fue un julio caluroso y estaba de vacaciones. Entonces trabajaba en un almacén farmacéutico en Donetsk. En aquel momento, nadie habría imaginado que las vacaciones se alargarían durante tanto tiempo, parecía que la lucha acabaría rápido y todo volvería a la normalidad. En Mariupol, a excepción de las vacaciones, no tenían nada. Su hogar estaba en Donetsk. La familia decidió volver. Desde entonces, durante ya tres largos años, la familia vive en la línea del frente. (slavyangrad.es)