[De Iñaki Gil de San Vicente] (Algunos comentarios sobre la importancia de la lucha campesina) El libro Desde nuestro rincón de lucha (Creación colectiva. Asunción. Paraguay 2017) recoge la experiencia de seis compañeros paraguayos, trabajadores de la tierra, condenados a 35 años de cárcel acusados por un falso testigo. Agustín Acosta, Arístides Vera, Basiliano Cardozo, Gustavo Lezcano; Roque Rodríguez, y Simeón Bordón, que así se llaman los compañeros condenados por ser seres humanos, explican su situación y exponen sus ideas sobre la injusticia y la libertad en una larga serie de cartas y entrevistas que van desde Mayo de 2007 hasta enero de 2017.
Estos compañeros luchan contra la injusticia estructural que azota a su país, donde casi el 40% de la población está empobrecida según estadísticas oficiales, en donde la clase campesina que supone el 35% de la población es explotada por una muy reducida burguesía latifundista formada por el 5% propietarios, unas 12.000 familias, pero posee el 90% de la tierra mientras que el restante 10% se reparte entre 280.000 familias. No hace falta decir que esa reducidísima minoría latifundista se siente protegida no sólo por el ejército del país sino por las tropas norteamericanas afincadas en su territorio. En base a esta fuerza represiva globalizada, o sea, a la posesión del Estado y a la ayuda del imperialismo, en los últimos 12 años la burguesía paraguaya ha reducido en un 51% la tierra dedicada a la agricultura campesina y a ampliando un 130% la dedicada a la soja transgénica controlada por las multinacionales. (BorrokaGaraiaDa)