En 2014, con la necesidad de legitimar su intervención militar en Donbass y de aceptar toda ayuda militar y política posible, Ucrania dio especial relevancia a sus apoyos internacionales. Además del incondicional apoyo de Estados Unidos, Kiev disfrutó también del favor de varios países de la antigua Unión Soviética. Entre ellos destaca el de Georgia, que desde el inicio de la guerra destacó el paralelismo de ambos países en su lucha contra la «agresión rusa».
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La «Legión Georgiana» ha vuelto a la actualidad estos días. Después de sufrir bajas en la última ofensiva ucraniana antes de la tregua navideña, la Legión ha anunciado su retirada de la 54ª Brigada, en la que se había integrado. Con escasos detalles de la actual ruptura, que aparentemente se debe a un problema interno, la Legión amenaza con dar a conocer la realidad dentro de la Brigada. Sin gran interés por dar explicaciones por un enfrentamiento dentro de una de sus unidades en la primera línea del frente, el Ejército Ucraniano se ha limitado a negar la existencia de la «Legión Georgiana» como grupo. Ante las desavenencias y amortizado ya el valor propagandístico del grupo -al que la prensa ucraniana ha dedicado una cobertura informativa en forma de fotografías, artículos y reportajes muy superior a su relevancia real en el frente- lo más sencillo para las autoridades es culparles de los problemas y dejar que desaparezcan. En la guerra, la línea entre ser un aliado útil y un estorbo sin ningún valor es difusa y puede cambiar rápidamente. (slavyangrad.es)