[De Ángeles Diez] La caracterización del Estado Español actual no puede sustraerse de su acontecimiento fundador: la llamada Guerra civil. El Golpe de estado que impuso una dictadura y que abortó tanto la consolidación de un Estado burgués de derecho como la posibilidad de un Estado socialista promovido por una parte de las fuerzas republicanas.
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El resultado de las componendas de la Transición fue un régimen muy particular, ni dictadura franquista ni democracia, sino una Francocracia. Un régimen ni muy distinto al franquismo ni muy distinto a los Estados europeos pero sí muy radicalmente distinto al proyecto de Estado de Derecho al que apuntaba la Segunda república.
Dentro del conjunto de virtudes que podemos encontrar en el «proceso catalán» la más importante, desde mi punto de vista, es la de haber hecho visible la sustancia franquista del Estado nacional español, sus límites (sin duda más numerosos) y sus potencialidad para ser otra cosa (más bien ninguna). También ha hecho emerger el talante y el signo conservador, incluso reaccionario, de importantes masas de población en todo el territorio del Estado, incluidas las consideradas como progresistas. / Ler: lahaine.org