[De Red Roja] Dos hechos marcan a fuego este 8 de marzo de 2018: por un lado la intensificación de la explotación laboral, el deterioro de las condiciones de vida y la opresión de las mujeres trabajadoras, y por otro, la ofensiva ideológica destinada a escamotear la naturaleza de clase de los mismos.
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En este 8 de marzo, en el que multitud de datos demoledores dan cuenta de la intolerable situación de las trabajadoras, que empeora cada vez más, lo que aparece en primer plano son las denuncias de opresión de sectores de mujeres privilegiadas que llegan a preconizar revoluciones estéticas y que en absoluto cuestionan la dominación de clase ejercida por mujeres y hombres de la burguesía.
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A todo ello se suma la intolerable violencia machista que, en forma de asesinatos, violaciones y malos tratos, se desata con fuerza y atrapa especialmente a las mujeres socialmente más desprotegidas, las de la clase obrera. Como respuesta, las mujeres trabajadoras organizadas deben estar en la primera línea de la denuncia y la resistencia más intransigente, y deben contar con la plena implicación de sus compañeros de clase en el ineludible combate contra el machismo. (redroja.net)