[De Iñaki Gil de San Vicente] Como marxista sabía que eran muy improbable, casi imposible, que se dieran en un momento preciso todas las circunstancias que forzasen a la burguesía a tolerar de forma pasiva y pacífica ser expropiada de sus inmensas riquezas privadas sin provocar antes una represión salvaje y, en caso extremo, una contrarrevolución inhumana, por lo que veía la violencia defensiva como una táctica de mal menor necesaria para evitar un mal mayor innecesario.
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Las diversas formas posibles y deseables, efectivas política y éticamente, de practicar el derecho a la Rebelión deben decidirse mediante estrategias conscientes. Lo que nunca debe hacerse es silenciar ese derecho elemental, ocultarlo al conocimiento de quienes padecen opresión y la aceptan creyendo que es voluntad divina. Nunca debe hacer propaganda «democrática» para que los y las oprimidas renuncien definitivamente al derecho a la resistencia y acepten sólo las vías institucionales toleradas por la opresión: eso es inhumano. (BorrokaGaraiaDa)