[De Juan Manuel Olarieta] A partir de entonces se selló un pacto entre el Partido Socialista, encabezado por Mitterrand, y «la ultraderecha», incluidos los colonialistas nostálgicos de la «Argelia francesa».
Cuando desde el gobierno «la izquierda» francesa comenzó a implementar la política de «la derecha», se generó la consabida desmoralización por parte de ese marasmo de incautos, ingenuos e infelices que prolifera por todas partes. Entonces a aquella política la llamaban «rigor» y ahora la llaman «recortes».
Ocurrió en Andalucía lo mismo que en Francia: antes que votar a una mala copia de «izquierdas», algunos electores prefieren votar al original, a los genuinos representantes «ultras». (lahaine.org)