[De Manuel Navarrete] A todo esto, el fugado Leopoldo López ha acabado en la embajada española en Caracas, lo que ha congratulado mucho, por ejemplo, a personalidades «del cambio» como Manuela Carmena. Pese al fracaso del golpe, la ministra portavoz española, Isabel Celaá, sostuvo que Guaidó seguía siendo «la persona legitimada para llevar adelante una transformación democrática» en Venezuela, por lo que contaba con el apoyo de España. ¿Se convertirá Leopoldo quizá en una especie de «Assange imperialista» atrincherado en la embajada para recibir el peregrinaje de los Felipes, Riveras, Aznares, Bolsonaros y quién sabe qué otros fantoches del mundo? (
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