El grito que se escuchó desde el interior de esta prisión pudo haber encendido la chispa que ha vuelto a iluminar las calles. Pero ese iluminar no hubiera sido posible sin el trabajo militante previo que desde hace años se viene realizando y, por supuesto, sin la firme participación de la juventud a la hora de salir a las calles y realizar ayunos para denunciar, no solo la situación de Patxi Ruiz, sino la del conjunto de todas y todos los represaliados políticos que conformamos pres@s, refugiad@s y deportad@s. / Ver:
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