[De Nekane Jurado] Solo en Euskal Herria un amplio movimiento popular, autoorganizado, no rompe con su trayectoria, siguiendo fiel a sus objetivos de lucha, marcados, debatidos y fuertemente teorizados a lo largo de la década de los años 60, centrados en la liberación nacional de Euskal Herria, y más concretamente la liberación del Pueblo Trabajador Vasco, para lo cual se definieron y concretaron los cuatro objetivos de la revolución Vasca: independencia, socialismo, reunificación y reuskaldunización. Ese movimiento no había «transaccionado», y todo esto luchando contra un PNV que ayudó de manera muy activa a consolidar el «Régimen del 78» en Vascongadas sirviendo como muleta de Madrid.
Este Régimen que consolidó las estructuras heredadas del periodo dictatorial y que blanqueó el rostro, de muchos ilustres cuneteros y estómagos agradecidos del franquismo, ayuda a entender el modelo de corrupción sistémica que padece el estado español y del que no nos salvamos aquí. De ese pacto entre «caballeros», que supuso la transición, se crea un modelo político caciquil, absolutamente vil y clientelar que aspiró a arruinar las legítimas pretensiones de la clase obrera vasca de construir un Estado libre y democrático. Pero tengamos una cosa clara, esas estructuras heredadas han sobrevivido hasta hoy y son las que permiten la corrupción política al norte y al sur del Ebro. Justo me dice una vez más, que la dignidad de esta lucha los trajo de Madrid a Euskal Herria, como trajo a Eva Forest, a Alfonso Sastre, a José Bergamin, y a algunos otros. (herritarbatasuna.eus)