[De Reinaldo Iturriza] En cualquier otra circunstancia de nuestra historia, y en particular en el país que nos tocó vivir antes de Chávez, los crímenes y las provocaciones (sobre todo el asedio a bases militares en varias ciudades del país) de esa porción del antichavismo que está en la calle desde el 1 de abril habrían sido respondidos con una brutalidad tal, que la cantidad de víctimas mortales sería considerablemente mayor a la ya escandalosa cifra acumulada durante los últimos tres meses. Por muchísimo menos, el viejo Estado habría impuesto su orden y su paz a sangre y fuego, como ya lo hizo cuando quienes hoy son oposición eran Gobierno, y como lo volvería a hacer.
Es lo que hubiera ocurrido en cualquier otra circunstancia de nuestra historia y, valga la importante acotación, es lo que ha ocurrido en cualquier otro país donde el Gobierno de EEUU ha promovido alguna de las múltiples variantes de desestabilización política y económica, desde la guerra de perros hasta las revoluciones de colores.
Hasta ahora, Venezuela ha sido un hueso durísimo de roer, imposible de quebrar. Y esto ha sido así en la medida en que no han sido capaces de lograr su principal cometido: terminar de doblegar moralmente al chavismo. (lahaine.org)