sexta-feira, 7 de julho de 2017

«Arrepentidos»

[De Fernando Lizeaga, Ziortza Fernández Larrazabal, Jon Beaskoa e Sendoa Jurado – ex-presos políticos e militantes pró-amnistia] Nos han generado una gran preocupación algunos mensajes difundidos, en la mayoría de casos desde el anonimato y por medio de las redes sociales, contra los presos y presas que han dado el «sí» a la propuesta de la dirección del EPPK: «arrepentidos», «221 presos comunes más», «traición»…

Aun no estando de acuerdo con los parámetros del debate (campaña de presión iniciada en 2012, actitud de los medios de comunicación, haber evitado la confrontación ideológica en la calle mientras se condicionaba el debate desde allí, bloqueo informativo para que no se conociera el sistema penitenciario de grados…), no podemos aceptar de ninguna manera ataques de este tipo contra quienes han sido nuestros compañeros y compañeras de patio.

No podemos olvidar que algunas de esas personas, a pesar de los desacuerdos ideológicos que mantengamos hoy, han sido nuestro apoyo mientras hemos estado en la cárcel, que son quienes ante el enemigo han estado a nuestro lado en plantes, huelgas de hambre, encierros y demás iniciativas, quienes se han preocupado por nosotros y nosotras en los momentos duros. No podemos olvidar que algunos de ellos llevan un montón de años presos o que a algunas les quedan largas condenas por cumplir, y que no se puede llamar arrepentido a quien nunca se ha arrepentido.
[...]
No busquemos la responsabilidad de la situación en el eslabón más débil de la cadena, ya que el principal problema está en la calle. Si no somos capaces de fortalecer el movimiento popular esta situación no tendrá vuelta atrás. No podemos pedirles a los presos y presas el esfuerzo que no hacemos nosotros, no podemos pedirles más a las presas y presos mientras no hagamos todo lo necesario para fortalecer el movimiento popular. Nadie habría tenido valor para proponer a los presos que aceptaran la legalidad penitenciaria si después de 2009 hubiéramos sido capaces de mantener la calle al pil-pil. (Resumen Latinoamericano)