terça-feira, 21 de agosto de 2018

«La Primavera contrarrevolucionaria de Praga (1968)»

[De Berlín Confidencial / texto de 2017] Queda un año para los previsibles fastos que nos recordarán el cincuenta aniversario de la llamada «Primavera de Praga» que supuso la intervención soviética, en el marco del Pacto de Varsovia, en la capital de la que entonces era Checoslovaquia para, dice la historiografía occidental, «acabar con las ansias de libertad» del pueblo checoslovaco y el «socialismo con rostro humano» (por descontado, el comunismo no podía ser humano en ningún caso, de ahí que los dirigentes reformistas checos manejados hábilmente por la CIA implementaran esa frase embaucadora como paso previo a la entrega de su país a Occidente). Intuyo, cómo no, que entrará en escena la siempre «provechosa» propaganda contra el «comunismo» (y contra Rusia, que para eso fue la que «invadió» Praga), rescatando el cadáver marxista-leninista del santo sepulcro de la Plaza Roja de Moscú y aledaños. Y ello a pesar de que el fantasma del socialismo real oficialmente se diluyó en 1989, con ocasión de las «revoluciones aterciopeladas» que fueron impulsadas por la CIA en el Este de Europa.

Mientras que la llamada «invasión» soviética de Checoslovaquia de 1968 ha sido catalogada por la propaganda occidental como una orgía represiva por parte del socialismo soviético (aunque en menor medida, señalan, que la ocurrida en Hungría, en 1956), en la que se hacía visible, una vez más, la «maldad intrínseca» del comunismo, los campeones de las democracias otánicas y sus ejércitos de publicistas (trotskistas, socialdemócratas, neocon-sionistas, ignaros anticomunistas de última hornada adoctrinados en la «modélica» transacción fascista de Victoria Prego), han obviado, minimizado o silenciado otros hechos de singular trascendencia que acontecieron en el mismo año que la tan publicitada «primavera de Praga». Ya, en 1956, con ocasión del «levantamiento» húngaro anticomunista, nos habían contado una historia completamente deformada que no se correspondía con la realidad, mientras que en la icónica «primavera de Praga», plumíferos y agentes culturales de la CIA, volvieron otra vez a las andadas escribiendo al compás de la «guerra fría anticomunista» de EEUU contra el país de los soviets. (berlinconfidencial.com)