sexta-feira, 25 de março de 2016

«Brasil engolido pela corrupção e por perigosa subversão da Democracia»

[De Glenn Greenwald, Andrew Fishman e David Miranda] A narrativa de só o PT ser corrupto, quando os partidos mais à direita estão tão ou mais atolados na corrupção, a par da ideia de as movimentações de massas que se têm verificado corresponderem a uma luta popular contra um regime corrupto, não corresponde à realidade.
«Essa narrativa é, no mínimo, uma simplificação radical do que está acontecendo e, mais provavelmente, uma propaganda feita para minar um partido de esquerda há muito mal visto pelas elites políticas dos EUA. A caracterização dos protestos ignora o contexto histórico da política no Brasil e, mais importante, uma série de questões críticas: quem está por trás dos protestos, quão representativos eles são em relação à população brasileira e quais são seus verdadeiros interesses?» (odiario.info)

«Cientos de miles de argentinos recordaron a los 30 mil, repudiando a Obama e al gobierno derechista de Macri» (Resumen Latinoamericano)
Hay dias, compañera, que más allá de mezquindades insignificantes todos y todas nos ponemos de acuerdo en marchar juntos, repudiando al mandatario injerencista, terrorista de Estado, organizador de genocidios en Medio Oriente. No nos convence su sonrisa falsa y sus gestos de tipo simpático. No le creemos porque es uno de los engranajes principales de una política dedicada a hambrear pueblos y a reprimir rebeldías. Es, para colmo, el gran amigo del Virrey Mauricio Macri, quien despide a miles de trabajadores y genera propuestas económicas ligadas a lo peor del capitalismo salvaje.

«Atentados de Bruselas: ¡no, señor primer ministro!» (redroja.net)
[De Michel Collon] Así que, cuando vi que nuestro primer ministro Charles Michel declaraba en conferencia de prensa que los belgas tenían que unirse y esquivaba con cautela la cuestión esencial: «¿Cómo hemos llegado a esto, quiénes son los responsables?», me enfurecí con ese hombre hipócrita que nos propone solo seguir como antes, cuando la pregunta que se hace la gente es precisamente «¿Cómo evitar que esto vuelva a suceder? ¿Qué políticas aplicar para poner fin a este engranaje infernal?».
[...] En suma, los atentados no son una fatalidad, son resultado de una política. Aplicada en Washington. Luego en Londres y París. Bruselas les siguió servilmente. Señores dirigentes, son, por lo tanto, corresponsables. ¿Tenemos derecho a debatir sobre ello -en «democracia»- o van a presionar de nuevo para que los medios de comunicación se callen?