Si en Euskal Herria arde un mísero contenedor, al de cinco minutos tenemos portadas en la mayoría de medios, fotografías, análisis extensos de como desapareció calcinado el pobre plástico, argumentos políticos sobre quienes fueron, como lo hicieron, el número exacto de personas, a que respondía esa acción, en que estrategia se enmarcaba. Identificaciones.
Sin embargo que aparezca un muerto tras una carga policial en una zona donde al igual que todas las herriko tabernas de Euskal Herria está siendo grabada por vídeo ilegalmente las 24 horas del día nadie sabe, nadie contesta. Si no se hubiera elevado la protesta la noticia del suceso que llevó a la muerte a Iñigo Cabacas Liceranzu, hubiera pasado, como así lo hizo en un principio, como una pequeña nota de prensa sin llamar mucho la atención. (boltxe.info)«República, sí, pero no cualquiera», de Jon ODRIOZOLA (Gara)
Hubo franquistas que, por arte de birlibirloque, cuando empezó este tinglado de la antigua farsa lampedusiana (cambiar algo para que todo siga igual, pero tú disimula y hazte el loco y pregunta qué hay de lo tuyo), [...] se metamorfosearon, camaleónicamente, en «demócratas», y lo mismo hoy, si cumple, en republicanos. Todo por amor a la patria (léase el bolsillo, la querida y la piscina).
«Las batallitas del abuelo», de Borroka Garaia (lahaine.org)
La juventud vasca tanto ayer como hoy ha puesto la carne en el asador. Y al igual que ayer, hoy, hará que gracias a su iniciativa podamos todos solventar muchas de las incógnitas del actual panorama. El camino ha sido duro pero la martxa continúa y pese a que la juventud ha pagado con creces la factura de su atrevimiento de querer ser libre, que ahora empiecen a pagar otros la factura política del atrevimiento de oprimir a todo un pueblo.