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Pues bien, en este nuevo contexto, se rescata la fracasada estrategia y se nos dice que volvamos a creer en la «democracia» tolerada por el capital como única forma de acción política; que frente al neofascismo y la irracionalidad oscurantista al alza, hay que aglutinar a las «fuerzas de progreso», desde el PSOE a la CUP pasando por el PNV; que no son buenos los radicalismos que asustan a la ciudadanía y que debemos esperar a mejores tiempos, a las famosas «condiciones objetivas» para que entonces y sólo entonces la lucha de liberación nacional de clase dirija desde la calle la acción en los parlamentos españoles por muy autonómicos y forales que parezcan. Mientras tanto, hay que esperar, pactar, consensuar. La capacidad de autoorganización y de creatividad del pueblo debe ser supeditada a la lenta burocracia institucional. (BorrokaGaraiaDa)