
Las detenciones en Altsasu vinieron precedidas de una amplia campaña criminalizadora contra uno de los pocos focos que perduran en Euskal Herria de denuncia permanente contra las fuerzas de ocupación y la represión gracias al impulso juvenil. De ahí que el montaje y las detenciones tuvieron como primer objetivo anularlo y que «sirva de ejemplo», y una vez dada la sentencia servir a la «normalización social» y la «convivencia» bajo los efectos de la pedagogía del miedo con un mensaje claro dirigido a la juventud trabajadora y por extensión secundaria a la clase trabajadora vasca en su conjunto. (BorrokaGaraiaDa)