
En el franquismo, pues, también había libertad pero rodeada por demasiadas restricciones. Había que ampliarlas. Por ejemplo, en 1966 la ley de prensa eliminó la censura previa que se había impuesto en 1938; entonces en el franquismo hubo más libertad, se amplió su radio de acción.
La libertad es como la cotización de la bolsa, un asunto de más o menos.
Los que hacen este tipo de planteamientos, como Amnistía Internacional, es por una razón: ellos no son los que padecen el castigo, ni lo han padecido nunca: nunca han sido detenidos por hablar, por cantar o por publicar.
Es lo mismo que ocurre con todos esos que niegan que España sea un Estado fascista: no les han dado ningún palo en las costillas. ¿Qué van a decir?
El debate del momento trata exactamente de eso: en España no hay ningún problema con la libertad de expresión; el problema es con el fascismo. (Movimiento Político de Resistencia)