terça-feira, 29 de maio de 2018

«Aquí no hay una falta de libertad de expresión sino un exceso de fascismo»

[De Juan Manuel Olarieta] Si es así, la conclusión es que en el franquismo también había libertad de expresión, como ahora, a pesar de que miles de personas fueron detenidas y condenadas por propaganda ilegal, un delito donde lo importante no era la propaganda sino su ilegalidad, es decir, el mismo pretexto que ahora: bajo el franquismo quien iba a la cárcel no era por sus opiniones políticas sino por infringir el Código Penal.

En el franquismo, pues, también había libertad pero rodeada por demasiadas restricciones. Había que ampliarlas. Por ejemplo, en 1966 la ley de prensa eliminó la censura previa que se había impuesto en 1938; entonces en el franquismo hubo más libertad, se amplió su radio de acción.

La libertad es como la cotización de la bolsa, un asunto de más o menos.

Los que hacen este tipo de planteamientos, como Amnistía Internacional, es por una razón: ellos no son los que padecen el castigo, ni lo han padecido nunca: nunca han sido detenidos por hablar, por cantar o por publicar.

Es lo mismo que ocurre con todos esos que niegan que España sea un Estado fascista: no les han dado ningún palo en las costillas. ¿Qué van a decir?

El debate del momento trata exactamente de eso: en España no hay ningún problema con la libertad de expresión; el problema es con el fascismo. (Movimiento Político de Resistencia)