
Los padres intercambian a sus hijas o adolescentes con hombres a precios variables, beneficiándose de la sexualidad de sus hijos para poder hacer frente a su pobreza. Es prácticamente la venta en subasta de personas impúberes que carecen de madurez y consentimiento sexual.
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Según el presidente del Comité Nacional de Lucha contra la Trata de Personas, André Ibréus, el «alantran» está considerado como trata de personas y debe ser castigado. «Esta práctica da lugar a una nueva forma de intercambio de seres humanos que resucita, en su materialización, las prácticas coloniales del siglo XVIII». (Movimiento Político de Resistencia)