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Lo que se trata es de abandonar el síndrome del Muro de Berlín. Recuperar la ofensiva ideológica. Tener los pies en la tierra y no caer en la doble moral de proclamar consignas ultra-radicales manteniendo una práctica cotidiana ultra-reformista. Sabemos que la coyuntura no juega a nuestro favor. Pero no abandonemos la perspectiva revolucionaria. (lahaine.org)