[De Sendoa Jurado] De sobra es sabido que no es lo mismo paz que pacificación, que mientras que la primera se basa en la justicia, la segunda tiene como objetivo garantizar el monopolio del uso de la violencia para el imperialismo. Y en este momento del conflicto que Euskal Herria mantiene con los estados de España y Francia, el riesgo de asimilación cultural y social es mayor que nunca.
Al igual que ocurre con la caridad, en la que suele haber un montón de buitres intentando sacar provecho de la desgracia del pobre, me parece que también alrededor de los represaliados y las represaliadas se están amontonando demasiados carroñeros en los últimos tiempos con el propósito de sacar tajada política del sufrimiento de estas. No os sorprendáis si pronto nos empiezan a pedir que apadrinemos a un preso para que les enseñemos a pensar como la gente de bien de occidente, para que se reinserten. Algunos de los enemigos históricos de los presos ya se han convertido en referentes principales de la «lucha» por sus derechos. ¿Para qué? Para que, como hace la iglesia católica por medio de la caridad, nos olvidemos del problema centrándonos en sus consecuencias, para que poniendo la atención en los derechos humanos despoliticemos el conflicto. (BorrokaGaraiaDa)
quarta-feira, 27 de dezembro de 2017
«Preso bat babesean hartu | Apadrina un preso»
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