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Las diversas formas posibles y deseables, efectivas política y éticamente, de practicar el derecho a la Rebelión deben decidirse mediante estrategias conscientes. Lo que nunca debe hacerse es silenciar ese derecho elemental, ocultarlo al conocimiento de quienes padecen opresión y la aceptan creyendo que es voluntad divina. Nunca debe hacer propaganda «democrática» para que los y las oprimidas renuncien definitivamente al derecho a la resistencia y acepten sólo las vías institucionales toleradas por la opresión: eso es inhumano. (BorrokaGaraiaDa)