[De MpA] Durante décadas la tortura ha sido, junto a la cárcel y el asesinato, el principal instrumento utilizado por el Estado español para hacer frente a la militancia más comprometida de Euskal Herria. La tortura la han utilizado de manera constante la Policía Española y la Guardia Civil, pero también esa Ertzaintza que conocemos como cipayos.
Tres son los objetivos que han querido conseguir el PSOE, el PP y el PNV (con el apoyo de Eusko Alkartasuna) con la tortura: el primero castigar a lxs detenidxs, el segundo robar información y autoinculpaciones, así como las inculpaciones de otras personas, y el tercero extender el miedo entre la población vasca.
La tortura en las comisarías no es, por tanto, una actividad casual llevada a cabo por algunos funcionarios que se encontraban fuera de sí, sino el resultado de toda una maquinaria creada por el Estado español para castigar a la disidencia. Son parte de esa maquinaria los policías, pero también lo son los jueces, los fiscales, los médicos forenses de los juzgados, los abogados de oficio que se amilanan ante los policías, los políticos que garantizan toda esta maquinaria y, cómo no, esos medios de comunicación de grandes empresarios que son imprescindibles para crear corrientes de opinión favorables a la tortura.
Así lo demuestra el informe sobre la tortura encargado por el Gobierno Vascongado al equipo de Paco Etxeberria (basado en el Protocolo de Estambul), y así lo demuestra el veto impuesto por el Gobierno Español al de Nafarroa Garaia para encargar esa misma investigación.
Queda probado que han utilizado la tortura de forma sistemática contra quienes militan a favor de la libertad. Queda probado, igualmente, que los responsables políticos de esta salvajada no tienen ninguna intención de acalarar sus responsabilidades. El PNV y Eusko Alkartasuna quieren minimizar la que tienen sobre las torturas de la Ertzaintza; el PSOE y el PP quieren seguir escondiendo el polvo bajo la alfombra.
La tortura contra la disidencia está parada, de momento, en las comisarías, sí al menos mientras esa disidencia se mantenga con baja intensidad. Los estados, sin embargo, mantienen en vigor todos los mecanismos para seguir torturando, manteniendo su negativa a anular la ley que permite seguir incomunicando a lxs detenidxs.
No podemos olvidarnos de la tortura crónica que aplican en la cárcel a lxs presxs políticxs, como por ejemplo el chantaje que utilizan contra lxs presxs enfermxs. Si no se arrepienten les dejarán morir en prisión. El aislamiento, la política de dispersión que pone en peligro las vidas de lxs familiares de lxs presxs, los abusos de los carceleros y un largo etcétera también forman parte de dicha tortura crónica.
El Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión quiere hacer un llamamiento a Euskal Herria para seguir en la lucha por desenmascarar a los responsables de la tortura y hacer desaparecer de una vez esta asquerosa práctica, siendo esta lucha y tanto la de la amnistía como la dela libertad de nuestro pueblo y su clase trabajadora, una misma. / Ver: amnistiAskatasuna 1 e 2
sábado, 10 de fevereiro de 2018
«13 de febrero, día contra la tortura en Euskal Herria»
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