De hecho, si lo escribimos es desde la conciencia de que Garzón no solamente se representa a sí mismo, sino que se erige en cierta medida en exponente de una determinada manera de entender el marxismo que, digámoslo desde ya, es –lo desee o no- heredera directa del «eurocomunismo» (si no directamente del socialismo utópico) y de nociones a la postre subsiguientes como las del «Estado del bienestar» o la de los «derechos humanos».
Por hegemónica en el seno del PCE (y, por extensión, en el autodenominado «movimiento comunista»… aunque no solo estatal, sino incluso europeo), esta visión de lo que es el comunismo supone, a nuestro juicio, un grave desarme ideológico que, además, se hace imperdonable en tiempos de crisis y agresiones capitalistas (sí: no simplemente «neoliberales») como las que vivimos ahora. (flamencorojo.org)