Es un absoluto despropósito afirmar que todos los casos puntuales de saqueos son responsabilidad del antichavismo, tanto como desconocer que las mismas fuerzas que en 2014 organizaron las guarimbas hoy pretenden replicarlas en zonas populares, en muchos casos haciéndose de los servicios de elementos delincuenciales, y recurriendo a la fachada de «protestas de hambre».
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Es cierto que las rebeliones no se decretan. Pero es igualmente cierto que ni el antichavismo podrá suscitarlas, ni el chavismo burocratizado podrá contenerlas. Por más esfuerzo que hagan. (lahaine.org)
«El acuerdo de paz deja intactas las causas del conflicto» (lahaine.org)
[De Lisbeth Montaña Erazo] El 23 de junio se ha bautizado como el último día de la guerra en Colombia [con permiso del ELN]. No cabe duda de que el acuerdo entre el Gobierno Nacional de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) marca un momento histórico en el que por primera vez se firma un cese bilateral al fuego y el protocolo de dejación de las armas por este grupo insurgente, el cual por 52 años hizo uso del derecho a la rebelión contra una oligarquía excluyente, elitista y violenta.
Sin embargo, diversos sectores políticos, sociales y económicos no han dudado en calificar a este día como el fin de la confrontación militar en Colombia, más no como el fin del conflicto social, político y armado, ya que el modelo económico y político neoliberal actual no se vio afectado por el proceso de negociación, que deja intactas las causas del conflicto.