Perú es uno de los países con mayores niveles de desigualdad de la región, según reportes oficiales del Banco Mundial. La entrega de sus sectores estratégicos al capital transnacional privado ha generado una profunda brecha de desigualdad, marcada por la precariedad, la exclusión y el hambre en amplios sectores de la población peruana, sobre todo en las zonas más alejadas de los centros capitalinos, donde las inundaciones dejaron sus saldos más terribles.
Lo que emergió de las inundaciones fue precisamente el resultado de décadas de neoliberalismo, presentado como un supuesto modelo exitoso que toda la región debe replicar. Pero esta brecha de desigualdad tiene una expresión física más allá de los datos estadísticos. Actualmente en Lima, específicamente en el distrito de Surco, un muro de 10 kilómetros de longitud divide a la clase alta de los pobres. Y no es cualquier muro: divide una de las urbanizaciones más ricas de Lima (Las Casuarinas) y uno de las más pobres (Pamplona Alta). (Misión Verdad)