Avanzar en una hipótesis de gobierno y de poder (que necesariamente incluye a la anterior pero la desborda) es una tarea imprescindible, pero no puede darse por fuera de la lucha política y la práctica concreta de nuestro pueblo. Pero para esto hay que ser totalmente conscientes de que no se empieza de cero, de que existen una larga tradición contestataria que recuperar. No se trata de sacralizar e idealizar experiencias pretéritas, sino de ponerlas a dialogar con nuestro presente, aprehendiendo de lo más avanzado que han dado. Y el guevarismo es sin duda una de esas corrientes que calibran nuestras brújulas.
Nuestra lucha es hasta que el pueblo gobierne su propio destino... (lahaine.org)
«La colonización israelí de Palestina, hija de la colonización británica», de Ramón PEDREGAL CASANOVA (Resumen Medio Oriente)
Todo lo que se denunció en el Congreso de juristas judíos en Palestina en 1946, en Tel Aviv, eran leyes que los británicos aplicaban en su colonización, y que una vez acordada la instalación de los sionistas con el objetivo de traspasarles el país ocupado, éstos las aplicaron de forma férrea en las zonas palestinas para vaciarlas de sus habitantes. Tras el establecimiento del Estado israelí los sionistas las emplearon, las emplean aún, para impedir la vida familiar, secuestrar, expropiar y destruir viviendas, robar territorios, destruir cosechas, medios de trabajo, fuentes de agua y riego, expulsar a sus habitantes, incomunicar poblaciones y familias, prohibir desplazamientos, y desde luego impedir por cualquier medio el regreso de los refugiados palestinos tras la expulsión de su tierra en 1948 y en las sucesivas que alcanzan nuestros días.