Campesinos que habían osado enfrentarse al feudalismo de los señoritos dando vida al sueño de la reforma agraria. José Herrera Petere: «La carne y la sangre viva, el trabajo, el sudor, las lágrimas y el hambre, salían al encuentro de la bisutería, las barras de carmín, los polvos, el colorete, las rentas artificiales, las trampas, la hipocresía». República y al fin la tierra para quien la trabaja. Pacíficos jornaleros, a lomos de burros y pertrechados de azadas, dispararon a la tierra con sus arados en 280 pueblos, comenzando a labrar más de 3.000 fincas. Los terratenientes y sus caciques jamás les perdonaron aquella insolencia, el propósito de vivir dignamente, sin servidumbre ni amos.
El Ejército de África, el general Yagüe, las columnas de Asensio y Castejón se dirigieron a Badajoz, importante porque representaba el faro de la reforma agraria republicana. […] A los republicanos les sobraba corazón, pero les faltaban municiones. La defensa heroica sucumbió. Badajoz cayó, empezó la escabechina, la carnicería más monstruosa que se pueda imaginar. (Movimiento Político de Resistencia)
sábado, 28 de julho de 2018
«Matanza de Badajoz 1936: los fascistas sembraron el terror a sangre y fuego»
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