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La historia escrita por el imperialismo falseará o justificará en su momento porqué se engañó a los pueblos que creyeron en sus promesas de paz, y dependiendo de la época y del modo de producción, muy probablemente la historia escrita por la clase dominante del pueblo oprimido justificará su colaboracionismo y echará las culpas a las clases trabajadoras que han resistido. Aunque esta lucha del poder contra la historia se intensifique en situaciones como las vistas, en momentos de «negociación», en realidad es una confrontación permanente en las que la clase propietaria del Estado tiene todas las ventajas, como veremos en un breve capitulo posterior. (BorrokaGaraiaDa)