[De Alexander Kots] Una muerte dolorosa, vil. Como cualquier otro líder combatiente, era perfectamente consciente de que corría ese riesgo. Y no tenía miedo a morir. El enemigo, que no pudo vencerle en el campo de batalla, ha elegido una estrategia diferente. Una vez más, Kiev ha actuado con el método del terrorismo de Estado, causando un atentado a plena luz del día en el centro de una ciudad pacífica. Ucrania ha vuelto a demostrar su bajeza, cuestionando también el curso de los acuerdos de Minsk. A Zajarchenko, por cierto, nunca le gustaron, pero los entendió como una realidad inevitable con la que había que convivir. Al menos por ahora.
En el funeral de Motorola, Alexander Zajarchenko prometió que cuando las milicias liberaran Slavyansk, colocarían un monumento al legendario comandante de Sparta en el monte de Karachun [desde donde las tropas ucranianas bombardeaban la sitiada Slavyansk en los primeros días de la guerra en el verano de 2014-Ed]. Nada ha cambiado con la muerte de Zajarchenko. Ante la tumba de Arsen Pavlov, Motorola, todos sus soldados hicieron la misma promesa. Solo que ahora, además de un monumento a Motorola, tendrá que haber otro a Batya. (slavyangrad.es)
segunda-feira, 3 de setembro de 2018
«Le llamaban Batya»
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