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Sin embargo el miedo se ha ido apoderando lentamente de nuestra existencia. Cambiamos derechos y libertades por seguridad. Asesinatos, secuestros, robos, violaciones, catástrofes provocadas, crisis inducidas, guerras étnicas. No hay espacio público que no se encuentre tocado por la inseguridad y el miedo. Tampoco en la esfera privada. La dualidad público-privado ha perdido su significado en un mundo en el cual se nos exige sumisión completa al poder. (La Jornada via lahaine.org)