Cuando Asier Guridi fue detenido en Venezuela un profundo sentimiento de tristeza se apoderó de los internacionalistas vascos. No era para menos. La querida revolución bolivariana tenía preso a un revolucionario vasco. A un perseguido por la injusticia española. Esa misma que quería hacer callar a Hugo Chávez. [...]el imperialismo español, en su chantaje permanente a la soberanía venezolana no va a cesar en sus intentos de apresar a Asier. El peligro de extradición sigue presente. Solo el derecho de asilo y el estatus de refugiado podrán evitar que los estados español y francés en un proceso lleno de irregularidades lleven acabo su infame plan. (BorrokaGaraiaDa)




