En los últimos años se han multiplicado las experiencias asamblearias principalmente de cara a arrancar de cuajo al capital espacios para liberarlos. Un número importante de nuevos Gaztetxes han sido ocupados, se han reforzado o han nacido asambleas para llevarlo a cabo, hemos conocido experiencias de ocupación hasta ahora inéditas que abren nuevas perspectivas como la reciente ocupación en una universidad por el movimiento estudiantil o la ocupación llevada a cabo por el movimiento feminista. Incluso saliendo del ámbito juvenil experiencias de recuperación de ikastolas abandonadas. Se han recuperado fábricas para avanzar en proyectos populares. Incluso barrios enteros como en Errekaleor. Esta ofensiva «silenciosa» se ha traducido también en movilizaciones y encuentros coordinados como el reciente de gazte asanbladas y gaztetxes mientras la dinámica en torno a la vivienda ha ido cogiendo nuevos bríos.
La otra cara de la moneda ha sido la contra-ofensiva del capital que se escribe con nombres propios como el desalojo y ataque a Kortxoenea y otros espacios liberados, las multas o los impedimentos y violencia policial como la ocurrida en Tolosa. Todo ello en un contexto donde las leyes del estado se endurecen contra la ocupación por motivos lógicos en defensa de la burguesía. (BorrrokaGaraiaDa)