Las personas no sólo no somos iguales, es la desigualdad lo que nos caracteriza y sobre todo a la hora de morir. La desigualdad social es el rasgo definitorio de la vida en el capitalismo y la muerte prematura en la clase obrera es su expresión más dramática.
El ocultamiento de esta terrible destrucción de vitalidad humana, que el desarrollo científico técnico hubiera permitido desplegar y que se aniquila en aras de la producción de plus valor, es uno de los principales objetivos de la ideología dominante. (lahaine.org)