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«Tolerancia democrática» y desobediencia limitada y cobarde se apoyan mutuamente, formando las dos mandíbulas de un cepo que una vez cerrado amputa la conciencia y encadena la libertad.
La solución no es otra que llenar de contenido político y teórico socialista toda práctica de desobediencia, de lo contrario será integrada, paralizada o destrozada. (
lahaine.org)
«No hay más sordo que el que no quiere oír», de
Boltxe Kolektiboa (
boltxe.info)
Si analizamos la situación en Euskal Herria vemos que la expresión más clara de la imposición del Estado, la represión pura y dura, continúa intacta, por lo que podemos afirmar que la violencia del conflicto no ha desaparecido. [...] Los Estados opresores continúan ejerciéndola de forma sistemática contra el pueblo vasco, de la misma manera que lo ha venido haciendo de forma histórica.
«La pregunta es cómo cambiarlo y hacia dónde», de
Borroka Garaia (
BorrokaGaraiaDa)
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El motor de cambio ha pasado a ser las soluciones y las soluciones han dejado de ser el resultado de la lucha. Este desajuste tendrá que ser ajustado en algún momento dado porque no va a llegar ninguna solución sin inestabilidad previa, y de lograrse una normalidad democrática en plena opresión nacional y social sería el fin de las posibilidades hasta que llegue una nueva generación.
Una constante histórica que no se puede obviar: El capital jamás hace algo en contra de sus privilegios e intereses si no se ve forzado a ello. Sino se le es arrebatado y recuperado.
«Muitas barricadas, um planeta», de
Bruno CARVALHO (
manifesto74)
Palpitam as veias abertas do nosso planeta. Enquanto a tirania se lança sobre todos, cada povo levanta a sua barricada. Já não vivemos os tempos em que se proclamava o fim da história.