Pienso que el objetivo no es acabar con ETA, que abandonó la lucha armada hace algo más de dos años, sino liquidar el anhelo soberanista y escarmentar al conjunto de la sociedad, lanzando una advertencia sobre el poder del Estado.
En un tiempo de penuria, recortes sociales y pérdida de derechos, conviene demostrar que el poder ejecutivo, judicial y legislativo, lejos de ser independientes, constituyen un frente común, capaz de aplastar cualquier forma de resistencia o rebeldía. (boltxe.info)
«A propósito de la prohibición de la manifestación en Euskadi. ¿De vuelta a la clandestinidad?», Editorial do Canarias-semanal.org (lahaine.org)
El hilo del razonamiento para prohibir la manifestación carece de sentido incluso para aquellos no habituados a manejar resoluciones judiciales. Forma parte de la jerga argumental vacía de la antigua judicatura franquista. En realidad, lo que sucede es que el viejo aparato de la dictadura ha sido heredado no solo a través de la propia Jefatura del estado, sino también de la genealogía de sus prebostes y legatarios ideológicos.