Este mes se cumplen 80 años. En octubre de 1936, un mínimo de 128 personas fueron fusiladas por las tropas franquistas en Gipuzkoa y enterradas en el cementerio de Hernani. Entre ellas había sacerdotes, afiliados a partidos políticos y sindicatos, mujeres embarazadas y hasta una joven de 17 años. Prácticamente ninguna de las víctimas había tenido responsabilidades políticas de importancia durante la República, pero eso no frenó a los militares franquistas, los requetés y los falangistas, que buscaron con saña el escarmiento y la venganza contra la población.
Fue el general Emilio Mola quien dirigió el primer ataque contra Gipuzkoa, protagonizado por requetés navarros, en el verano de 1936. Mola odiaba con todas sus fuerzas a abertzales e izquierdistas y el ansia de acabar con ellos impulsaba cada uno de sus pasos. Era sanguinario en extremo, y no es hablar por hablar: años más tarde lo confesaba quien fuera su secretario personal, José María Iribarren: «Mola solo pensaba en matar», le dijo al escritor José de Arteche.
Derrotada la resistencia guipuzcoana y ocupado el territorio, llegó la hora de la venganza fascista. Tampoco el término «venganza» es un tópico, pues gudaris y milicianos se habían replegado a Bizkaia, y lógicamente en Gipuzkoa apenas quedaron personas que hubieran ostentado cargos políticos o militares, por lo que los franquistas se ensañaron con los más indefensos, aquellos que se habían quedado en casa y no imaginaban que corrieran ningún peligro. / Ler: Gara via pakitoarriaran.org
segunda-feira, 10 de outubro de 2016
«80 años de la masacre franquista en Hernani»
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