Fue el general Emilio Mola quien dirigió el primer ataque contra Gipuzkoa, protagonizado por requetés navarros, en el verano de 1936. Mola odiaba con todas sus fuerzas a abertzales e izquierdistas y el ansia de acabar con ellos impulsaba cada uno de sus pasos. Era sanguinario en extremo, y no es hablar por hablar: años más tarde lo confesaba quien fuera su secretario personal, José María Iribarren: «Mola solo pensaba en matar», le dijo al escritor José de Arteche.
Derrotada la resistencia guipuzcoana y ocupado el territorio, llegó la hora de la venganza fascista. Tampoco el término «venganza» es un tópico, pues gudaris y milicianos se habían replegado a Bizkaia, y lógicamente en Gipuzkoa apenas quedaron personas que hubieran ostentado cargos políticos o militares, por lo que los franquistas se ensañaron con los más indefensos, aquellos que se habían quedado en casa y no imaginaban que corrieran ningún peligro. / Ler: Gara via pakitoarriaran.org