[De Carlos Aznárez] Los rasgos de hipocresía que aparecen casi siempre tras las bambalinas de estas distinciones internacionales son más que odiosos. Sirven para asegurar la impunidad de los violadores de todos los derechos humanos, los gratifican y blanquean socialmente. Más aún, les otorgan más poder para imponer sus criterios de «paz» a la contraparte, buscando que, como en este caso, sea la insurgencia la que esté obligada a aceptar cambios tramposos impuestos precisamente por quienes han hecho de la guerra una constante en la vida del pueblo colombiano. (Resumen Latinoamericano)