Hablar de solidaridad aquí, en la ciudad del Sena, de apoyo práctico es hablar del Comité de Solidaridad con el Pueblo Vasco de París. Detrás de este largo nombre, se esconden personas, personitas, que dan todo lo que tienen por hacernos, un poco más fácil, estos largos trasiegos.
Juan, Pablo, Lili, Jean Baptiste son sólo algunos de estas personas a las que, algunos, tenemos tanto que agradecer. Y es que nos han salvado más de una vez. Han logrado que llegáramos a visitas cuando el tren se había atrasado por enésima vez; que llegáramos a tiempo al avión que nos devolvía a Euskal Herria; que, a sus 80 años, la abuela de una presa política pudiera pasar una post-visita más tranquila... Un trabajo de todoterreno voluntario, militante, comprometido, básico para los familiares; pero también, para los presos políticos -de todo tipo- como apostilla Juan.
Y es que lo mismo acompañan al médico a un familiar que ha enfermado y no habla francés, que regodeen a un preso al que acaban de liberar de Fleury a la una de la mañana con 20 libras -esterlinas- en el bolsillo, que realizan todos los martes y miércoles ese programa que supone una bocanada de aire para todos los encerrados en París y alrededores: Txalaparta Irratia.
Esta red, de no más de 20 personas -mitad vasca, mitad parisina- ha conseguido germinar una semillita de solidaridad práctica; pero también, que muchos parisinos conozcan esta realidad paralela, todavía desconocida para demasiadas personas.
Y aunque no les guste nada, yo les llamaré... los indispensables.
Eskerrik asko!!
Fonte: naiz.info
sábado, 27 de julho de 2013
Iñaki Landa: «Los indespensables»
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