Alfonso Sastre [...] sin escatimar palabras de admiración hacia la figura de Argala: «Era un hombre que se borraba [apagava] a sí mismo mientras hablaba, que se autodifuminaba, que se quitaba a sí mismo toda importancia, como si retirara su firma de todo su pensamiento, colectivizándolo; en realidad, devolviéndolo a sus orígenes, el pueblo trabajador vasco, en el que residía la fuente de toda su inspiración... como hombre de letras y de armas. [...] Era un verdadero gudari.»
El legado de Argala es la voluntad de resistir a la dominación capitalista, que esclaviza a los pueblos y a los individuos. Es posible crear un mundo más humano, con libertad y dignidad para todos, pero esa utopía sólo puede realizarla la voluntad popular y no una élite política que tenderá a encaramarse en el poder y a conservarlo a cualquier precio. Sin el protagonismo del pueblo en todas las fases de la vida colectiva e institucional, no habrá una convivencia pacífica y verdaderamente democrática. (lahaine.org)
«Frente al inmovilismo de los invasores, la esperanza está en las calles», de Carlos AZNÁREZ (boltxe.info)
Hablar de reconciliarse con quien tensa la cuerda de la horca, parece no tener sentido en las actuales circunstancias, tampoco renunciar a la ideología de izquierda que aspira a sumar independencia más socialismo. El devenir, a pesar de los pesares, es esperanzador, no porque sobren las facilidades, sino porque, al igual que los «pescadores» navarros de la ikurriña, siempre habrá quienes estén dispuestos a mostrarle los dientes a aquellos que siguen apostando a la destrucción de la sociedad vasca.