Hendaia * E.H.
«Aquella terrible noche, unos cientos de refugiados entre los que se hallaba el que escribe estas líneas, al enterarse de la inminencia de los fusilamientos, se fueron acercando al Bidasoa, sin concertarse, casi instintivamente y pasaron allí la noche, sentados en el suelo, en silencio.
De vez en cuando, alguna voz surgida de entre ellos gritaba hacia el otro lado del puente: ¡Asesinos! Bultos uniformados, que apenas se percibían, contestaban desde el otro lado apuntando con sus fusiles. Muchos de los refugiados llevaban el transistor en la mano. Cuando la noticia del doble fusilamiento atravesó Euskal Herria (que aquella noche había retenido su respiración) y llegó hasta nosotros, el sol comenzaba a levantarse. Txiki y Otaegi habían entrado en la Historia vasca por la puerta grande. Era el 27 de septiembre de 1975.»
Fonte: SareAntifaxista
«Aquella terrible noche, unos cientos de refugiados entre los que se hallaba el que escribe estas líneas, al enterarse de la inminencia de los fusilamientos, se fueron acercando al Bidasoa, sin concertarse, casi instintivamente y pasaron allí la noche, sentados en el suelo, en silencio.
De vez en cuando, alguna voz surgida de entre ellos gritaba hacia el otro lado del puente: ¡Asesinos! Bultos uniformados, que apenas se percibían, contestaban desde el otro lado apuntando con sus fusiles. Muchos de los refugiados llevaban el transistor en la mano. Cuando la noticia del doble fusilamiento atravesó Euskal Herria (que aquella noche había retenido su respiración) y llegó hasta nosotros, el sol comenzaba a levantarse. Txiki y Otaegi habían entrado en la Historia vasca por la puerta grande. Era el 27 de septiembre de 1975.»
Fonte: SareAntifaxista
