«Sólo esperábamos para actuar el gesto de indignación que hoy suena por doquier».
Palabras de Robespierre en «La muerte de Danton», de Georg Büchner
Empecemos por decir que seguramente habrá nuevas revoluciones en el mundo, pues la historia no ha terminado, a pesar de los funestos vaticinios que formuló la derecha a raíz de la caída estruendosa de los regímenes del que se llamó «socialismo real»; y ya es cierto que en distintos lugares del mundo se anuncian nuevas y fundadas esperanzas, sobre todo en América Latina, de transformaciones sociales de gran envergadura bajo el signo de un neosocialismo que ha de tener en cuenta las lecciones de la Historia, en la que las revoluciones se han implantado acompañadas siempre de sufrimientos.
Incluso tocando «lo sublime» han pisado con frecuencia el pavimento del horror, y así Kant pudo hablar ante la Revolución Francesa de un sentimiento «rayano en el entusiasmo» y, en el mismo momento histórico, convivir con el funcionamiento inmisericorde de la guillotina. La ejecución de Luis XVI y María Antonieta pudo entenderse como el descabezamiento simbólico de la Monarquía, pero en aquella cesta cayeron también las cabezas de grandes líderes de la misma revolución, como Danton y Robespierre, y 82 colaboradores de éste, que se cuentan entre los padres, a su vez, de aquel Terror. ¿Es que ha de ser así? ¿Las revoluciones han de quedar siempre teñidas de sangre?
[...]
Estamos perdidos si dejamos a los mercaderes las palabras. Ensalcemos, pues, la poesía y pongámosla a gran altura.
Palabras de Robespierre en «La muerte de Danton», de Georg Büchner
Empecemos por decir que seguramente habrá nuevas revoluciones en el mundo, pues la historia no ha terminado, a pesar de los funestos vaticinios que formuló la derecha a raíz de la caída estruendosa de los regímenes del que se llamó «socialismo real»; y ya es cierto que en distintos lugares del mundo se anuncian nuevas y fundadas esperanzas, sobre todo en América Latina, de transformaciones sociales de gran envergadura bajo el signo de un neosocialismo que ha de tener en cuenta las lecciones de la Historia, en la que las revoluciones se han implantado acompañadas siempre de sufrimientos.
Incluso tocando «lo sublime» han pisado con frecuencia el pavimento del horror, y así Kant pudo hablar ante la Revolución Francesa de un sentimiento «rayano en el entusiasmo» y, en el mismo momento histórico, convivir con el funcionamiento inmisericorde de la guillotina. La ejecución de Luis XVI y María Antonieta pudo entenderse como el descabezamiento simbólico de la Monarquía, pero en aquella cesta cayeron también las cabezas de grandes líderes de la misma revolución, como Danton y Robespierre, y 82 colaboradores de éste, que se cuentan entre los padres, a su vez, de aquel Terror. ¿Es que ha de ser así? ¿Las revoluciones han de quedar siempre teñidas de sangre?
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Estamos perdidos si dejamos a los mercaderes las palabras. Ensalcemos, pues, la poesía y pongámosla a gran altura.
Alfonso SASTRE, dramaturgo
VER: lahaine.org